Dentro de unos días se cumplirán dos años desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. En realidad, esta guerra podría remontarse a 2014, al año de la invasión de la Península de Crimea por parte de Rusia, pero fue el 24 de febrero de 2022 cuando Vladímir Putin inició el ataque de Ucrania por tierra, mar y aire que abrió un frente tras otro con el objetivo de llegar a la capital, Kiev, y tomar el control del país.
Una guerra que, lejos de ser la invasión relámpago que pudo pretender Putin, sigue sin solución clara a la vista. Una guerra que, también, lejos de rendir a Rusia orquestando sanciones internacionales y fortaleciendo militarmente a Ucrania, se multiplican las dudas sobre el apoyo presente y sobre todo futuro de la UE y EEUU, lo que ya está complicando las opciones ucranianas.
Esta guerra ha cambiado muchas cosas que han ido reflejándose en los datos con un potente efecto dominó que te hemos ido mostrando. Llegó a los precios colándose por el gas, el petróleo y los alimentos, lo que disparó la inflación. Ocasionó la mayor subida de las pensiones en España en décadas, dado que el Gobierno había vuelto a vincularlas al coste de la vida tras los años de la austeridad y las famosas subidas del 0,25%. Y provocó el primer movimiento de subida de tipos del Banco Central Europeo en más de una década, que fue seguido de otros hasta situar el precio oficial del dinero en la zona euro en el 4% actual y mover con ello el coste de las hipotecas. También trajo cambios en la regulación energética, con la excepción ibérica y las modificaciones del sistema de fijación de precios como los mayores ejemplos.
Ha habido movimientos geopolíticos y migratorios y hoy nos vamos a fijar en esto último. Porque las guerras provocan grandes desplazamientos de población que huye de la zona del conflicto y esta, por supuesto, no es excepción. Máxime cuando, al contrario que con otras, Occidente no dudó en abrir los brazos a la población ucraniana que buscaba refugio fuera de su país.
Además, como cada semana, vamos a hablar de agua y a mostrarte algunos de los principales datos del panel que actualizamos cada semana y que, como sabes, es el modo más sencillo y rápido de conocer el estado del agua en España, con análisis, gráficos y mapas interactivos.
Arrancamos.
Efectos migratorios de una larga guerra
Los movimientos geopolíticos, entre ellos el fuerte reforzamiento de la propia OTAN, que hasta febrero de 2022 parecía bastante de capa caída, están entre los efectos más relevantes de la invasión rusa de Ucrania. Baste citar que países que históricamente se habían negado a adherirse a la Alianza Atlántica, como Suecia y Finlandia, solicitaron su adhesión el año de inicio de la guerra.
La causa está clara. Según el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte: "Las Partes", es decir, las naciones firmantes, que hoy en día son 31, "acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas, y en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas".
Si en diciembre de 2021, antes de la invasión, Putin centraba sus exigencias en obtener garantías de la OTAN de que la Alianza no seguiría extendiéndose hacia el este al tiempo que señalaba como objetivo que saliesen de la OTAN los países incorporados a la Alianza después de 1997, hoy el mapa que tiene frente a él muestra un bloque aliado mucho más amplio y pegado a su territorio.
No es la primera vez que compartimos este mapa contigo. Muestra los países de Europa que pertenecen al club Atlántico junto a su año de entrada, incluyendo Finlandia y Suecia, aunque esta última aún espera el sí de la Hungría de Viktor Orbán para su incorporación definitiva. A pesar de no tener el ingreso pleno, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha declarado en diversas ocasiones que si es atacada, la Alianza actuará como si lo fuera.
Otro efecto de la invasión rusa y los ataques masivos a población civil ha sido un gran movimiento migratorio que tiene su reflejo en España en una de las estadísticas que mantiene mensualmente el Observatorio Permanente de la Inmigración (OPI) de ciudadanos ucranianos con documentación de residencia en vigor. Hasta el 31 de diciembre de 2023 había en España 285.252 ucranianos frente a los 96.618 ucranianos en febrero de 2022.
En julio de 2022, Ucrania decretó la ley marcial, que entre otros muchos puntos que fueron prorrogándose en el tiempo, prohibía la salida del país de los hombres entre 19 y 60 años con menos de tres hijos, por tratarse de los ciudadanos considerados obligados a defender Ucrania de la invasión rusa y susceptibles de ser llamados a filas. Eso ha provocado que el desplazamiento sea en gran medida de mujeres y menores. En el siguiente gráfico te mostramos los ucranianos con documentación de residencia en vigor hasta los 19 años en España. Representan el 26% de los residentes ucranianos a finales de 2023.
Si se mira por sexos la evolución de los residentes con edades comprendidas entre los 20 y los 59 años, este es el resultado. Mientras que el número de mujeres se ha incrementado en 70.080 personas, el de hombres en esa franja de edad lo ha hecho en 34.318 personas,
6.479.700 ucranianos refugiados en todo el mundo
Otra estadística que nos permite aproximarnos a este fenómeno es el número refugiados. A nivel global, unos 6,5 millones de ucranianos han abandonado su país para buscar refugio en otras naciones, según datos compilados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. De estos, seis millones se encuentran desplazados por 44 países europeos. En el gráfico se presenta un listado de los principales países europeos donde se han registrado refugiados de Ucrania desde febrero de 2022.
Los embalses para consumo en España están esta semana al 40,5% de su capacidad
Los embalses de uso consuntivo, es decir, para uso humano, agrícola e industrial, se encuentran al 40,5% de su capacidad, con 15.712 hm³. En la última semana, el agua disponible ha aumentado en 3,34 puntos. Esto representa una cifra 8,4 puntos inferior a la media de los últimos cinco años y 13,5 puntos menos que la media de los últimos diez años.
Las precipitaciones asociadas a la borrasca 'Karlotta' han permitido que algunas cuencas del sur de la península, como el Guadalquivir, Segura, Guadalete-Barbate y Cuenca Mediterránea Andaluza, almacenen algo más de agua. Sin embargo, el déficit hídrico es tan significativo que sería necesario un período de lluvias superiores a lo normal durante más de un mes para que los embalses pudieran alcanzar la media de los últimos cinco años.
En las Cuencas Internas de Cataluña, el agua disponible en los embalses sigue disminuyendo. Esta semana se ha situado en 104 hm³, lo que representa el 15,4% de su capacidad. Desde mediados de noviembre, el volumen de agua embalsada en esta cuenca se encuentra en su nivel más bajo desde hace 36 años, que es cuando se inicia la serie histórica en 1988. La media de los últimos cinco años es de 474 hm³.
👉 Mapas y gráficos sobre la situación de los embalses y la sequía en España
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