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#94 La otra historia de cómo un pequeño medio de periodismo de investigación fue nominado a los Premios Gabo

  •   7 minutos de lectura

Hoy te escribimos con tanto orgullo y alegría metidos en el cuerpo que nos cuesta aún creer lo que ha pasado esta semana. Hace siete años decidimos dejar de pelearnos por el periodismo en el que creemos desde dentro de los grandes medios y probar a hacerlo desde fuera, por nuestra cuenta, con nuestros recursos. Ya te hemos hablado muchas veces de cómo nació DATADISTA, de aquel primer viaje en moto con una cámara en el guardabarros en busca de las imágenes del estallido de la burbuja en la costa y de que no podíamos imaginar el verdadero viaje que empezábamos.

Nos hemos gastado todo lo que teníamos, los ahorros de una vida profesional, en investigar, en viajar, en dedicarle a cada historia el tiempo que necesitase, aunque fuesen dos años, como Playa Burbuja; nueve meses, como la investigación del desastre del Mar Menor o la de España intensiva, entre otras muchas que hemos ido compartiendo contigo. DATADISTA y sus dos socios han renunciado a muchas cosas en este viaje pero nunca a lo que creemos que necesita el periodismo honesto: tiempo, fuentes, documentos, datos y ojos sobre el terreno para ver y oír qué hay allí donde nos habían llevado esos datos.

Esta semana, cuando vimos nuestro nombre entre los nominados a los Premios Gabo 2023, los premios de la Fundación García Márquez a los mejores trabajos periodísticos de España, Portugal y América Latina, el premio más prestigioso del periodismo español y portugués, te tenemos que confesar que se nos cayeron unos lagrimones que era para vernos. Cada viaje, cada hora de grabación, cada jornada infinita limpiando y estructurando datos, leyendo torres de documentos, cada momento chusco con algún personaje que nos hemos cruzado por los campos españoles, al límite de llamarlo solo amenaza, cada advertencia de demanda si publicábamos unas cuentas que nos decían que no habíamos entendido, cada noche en blanco y cada historia que se quedó por el camino por nuestro empeño patológico en no publicar nada que no esté revisado hasta el infinito estaba concentrada en ese reconocimiento que nos llegaba desde el otro lado del océano.

Hace alrededor de un año publicamos El oscuro rastro en el agua del negocio de la carne barata, un trabajo de más de medio año para demostrar los estragos que está causando el modelo superintensificado de la ganadería industrial y cómo el daño ha contaminado ya ríos, acuíferos e incluso el agua del grifo. Fue un reto enorme. Lideramos y coordinamos una investigación que abarcaba tres países (España, Reino Unido y Alemania) junto a The Guardian y que contó con elDiario.es para su difusión.

Teníamos tres puntos en el radar: Aragón (España), Herefordshire (Reino Unido) y Baja Sajonia (Alemania). Siguiendo la metodología para situar en el mapa granjas industriales que habíamos seguido en el trabajo de España intensiva habíamos encontrado en Europa tres zonas de hiperconcentración donde los puntos pasaban a ser prácticamente manchas por el nivel de saturación de instalaciones. ¿Desde cuándo ocurría aquello? ¿Quién estaba detrás de una apuesta de esa envergadura? ¿Quién ganaba y quién perdía? Si el problema de los excrementos de las granjas industriales ya sabíamos que era una de las grandes amenazas e impactos en las aguas, ¿hasta dónde podía llegar el daño con esos niveles de concentración? Pedimos una beca al Journalismfund.eu para ayudarnos a responder a todo esto, para investigar. Y nos la dieron.

En el caso español, llegar a los datos que nos permitieron elaborar este mapa no fue fácil.

Localización de todos los recintos de fertilización (en color rojo) que soportan más nitrógeno del permitido junto con la situación de todas las explotaciones industriales de porcino en Aragón.

Es el resultado de un análisis que realizamos por primera vez en España del nitrógeno soportado por todos los recintos aptos para fertilización, utilizando los datos del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA) referidos a más de 1,8 millones de parcelas agrícolas. Demuestra que alrededor de 400.000 hectáreas de Aragón soportan más nitrógeno de lo permitido por la normativa y eso es el 25% de la superficie declarada apta para la fertilización en la región y, aunque el nitrógeno puede proceder tanto de los excrementos de la ganadería como de los fertilizantes de la agricultura y en muchos casos de ambas, se corresponde con parcelas situadas, muchas de ellas, en áreas de alta concentración de explotaciones porcinas.

El mapa es la geolocalización y los datos que muestran la dimensión del problema que se ve en esta otra imagen que capturamos a vista de dron en Tauste. Purines frescos extendidos justo al lado de una granja industrial. Resulta que no es muy difícil ver esta imagen y otras similares que encontramos, como la de camiones cisterna inyectando el purín en el suelo. Pero hay que ir. Nosotros tuvimos que ir dos veces de Madrid a Tauste para poder capturar esta imagen.

Imagen tomada de una explotación de porcino industrial en Tauste (Zaragoza) el 2 de junio de 2022 donde se observa que unas horas antes habían abonado con purines los terrenos pegados a la explotación.

Según los datos de la Dirección General de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón, en 2019 se produjeron 11,7 millones de metros cúbicos de purines entre las explotaciones porcinas de la comunidad, el equivalente a 3.500 piscinas olímpicas. Aunque hace años usar los purines para fertilizar campos se consideró una gran idea para afrontar su capacidad contaminante e incluso se subvencionaron desde Europa proyectos piloto para probarlo, todo en la naturaleza tiene límites y hace años que ya faltan tierras sobre las que echar tanto purín. La pregunta de la causa conseguimos que nos la contestasen granjeros de la zona bajo estricta condición de anonimato, dado el silencio que les han impuesto las integradoras. Llevar el purín a más de 5 kilómetros de la granja no es rentable, así que acaban extendiéndolo en las fincas cercanas una y otra vez.

El purín es una de las pocas cosas que sigue siendo responsabilidad de los granjeros en este modelo de costes mínimos contra el que ya no es capaz de competir la producción de carne tradicional. Los granjeros, que ya no tienen en propiedad ni siquiera los animales, son responsables de la instalación, la mano de obra y lo más delicado y contaminante: los excrementos, el purín. Los animales, la comida, las medicinas, los servicios veterinarios, el transporte hacia la granja y de ahí al matadero son propiedad y responsabilidad de la integradora, que impone condiciones draconianas al granjero y le fuerza a ir ampliando las instalaciones, muchas veces a crédito, bajo amenaza de bajarle las primas por animal o directamente dejar de aportarle animales a la granja.

Allí donde las integradoras instalan sus fábricas de pienso y sus mataderos, necesitan tantas granjas industriales a la mínima distancia permitida como sea posible. Porque así funciona el negocio de la carne barata, que ha hecho de estas integradoras grupos multinacionales exportadores que ingresan miles de millones de euros al año, a los que pusimos números y nombres, y ya se codean con los primeros puestos del ránking de megaproductores mundiales, donde solo había firmas estadounidenses y chinas y ahora aparecen dos grupos españoles.

Este negocio tan lucrativo ha recibido ayudas públicas de todo tipo y una apuesta férrea por parte de las autoridades. Su negativa a facilitarnos información, su empeño en negarse a cualquier entrevista y a atender nuestras peticiones acogiéndonos a la Ley de Transparencia fueron toda una prueba para seguir adelante pero no contaban con nuestra capacidad de escarbar en los registros, de cruzar y sistematizar los datos de unos y otros y empeñarnos en conseguir expedientes.

Municipios donde se han incumplido en algún momento entre 2016 y 2021 los niveles límite para nitratos, situación de las macrogranjas de porcino y aviar junto con las masas de agua subterránea con presiones por la ganadería y las zonas vulnerables a nitratos. Fuente: SINAC, CHE, PRTR-España.

Los documentos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, de Sanidad, del Gobierno de Aragón y los expedientes a los que tuvimos acceso demuestran el daño que se ha causado ya a las aguas y el nivel de contaminación que soportan. La captura de pueblos muy pequeños con inversiones que superan de largo los presupuestos públicos locales y en zonas altamente despobladas ha hecho casi imposible enfrentarse a este modelo, a pesar de que miles de habitantes de Aragón ya han visto cómo el agua de sus grifos superaba los límites de nitratos aptos para la salud humana. Lugares que han convertido en habitual beber agua de garrafa en verano. También estuvimos con ellos y con el pueblo que se ha convertido en la excepción a la regla, el pueblo que se ha enfrentado al porcino intensivo.

Todo esto ha merecido que la Fundación Gabo o, para ser más precisos, los 65 miembros de un jurado internacional que han realizado dos rondas de selección de los 1.943 trabajos presentados nos hayan elegido entre los 50 mejores trabajos del año y entre los 10 seleccionados a la Mejor Cobertura, categoría grande de los premios. El único trabajo seleccionado de España en esta categoría.

Dice la Fundación Gabo en el anuncio de los nominados que "estas 50 historias son un testimonio elocuente del periodismo de excelencia que se practica en Iberoamérica, desafiando todo tipo de amenazas, ataques y cuestionamientos. Cada uno de estos trabajos destaca por su narrativa excepcional, rigurosa investigación y calidad de producción en su abordaje de temáticas relevantes y difíciles. Ya sea a través de imágenes, sonidos o palabras, estas piezas logran transmitir la importancia de conocer y comprender realidades ocultas o ignoradas. Son ejemplo de valentía, innovación y ética, y referentes a seguir para el periodismo de la región".

Esperamos haber podido trasladarte por qué estamos que reventamos de orgullo esta semana y el trabajo que hay detrás de todo esto. Queremos seguir pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos ayuda porque estamos contando cosas que estamos seguros de que es necesario que la sociedad conozca y que cada vez lo va a ser más, en este ambiente de polarización y negacionismo mientras el cambio climático avanza. Contamos contigo.

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