Analizamos los expedientes de actuaciones de emergencia en la costa española en la última década
El pasado 21 de diciembre de 2016, llegaba al Ayuntamiento de Guardamar del Segura (Alicante) un escrito del Servicio provincial de Costas. Solicitaban al Consistorio el inicio “de los expedientes de ruina de las viviendas considerablemente afectadas por los temporales, así como la realización de un estudio sobre la estabilidad de todos los inmuebles ubicados en la Avenida Ingeniero Codorníu y en la Avenida de Europa (ambas ubicadas en la playa de la Babilonia), por ser inmuebles construidos en los años cuarenta sobre la propia playa, sin ningún tipo de cimentación, cuyas estructuras pueden estar muy dañadas por la intemperie y el alcance del mar durante todos estos años”, según el texto al que ha tenido acceso DATADISTA.
A partir del próximo 13 de marzo, las viviendas de la playa de la Babilonia empezarán a recibir la visita de los técnicos del Ayuntamiento, según les ha sido ya comunicado. Se revisarán diez viviendas al día, con la intención de determinar si las casas están en causa de demolición. Los concesionarios mantienen la esperanza y confían en que prosperen sus encuentros con el Ministerio de Medio Ambiente. Los vecinos dicen que la decisión de tirar las casas es un empeño del servicio de Costas de Alicante que está actuando a espaldas de dicho Ministerio. No piden que se las arreglen, no es competencia del Estado. Sí que se actúe para alejar el mar de las viviendas, como se hace en otros muchos puntos del litoral. Frente al riesgo del expediente de ruina, aseguran que las casas por dentro están en buen estado.
¿Qué está pasando en la playa de la Babilonia? ¿Qué no está pasando? DATADISTA ha analizado los expedientes de las actuaciones de emergencia realizadas en el litoral español en los últimos diez años, utilizando como fuente la base de datos obtenida mediante una petición de información pública a la Dirección General de Costas y completada con la información de los expedientes que figura en la web del Ministerio de Medio Ambiente.
En el análisis, en el que se incluyen los expedientes hechos públicos del Plan Litoral 2017 por daños de los últimos temporales (noviembre y diciembre de 2016 y enero de 2017), se observa que en playas de todo el litoral la actuación frente a los temporales incluye alejar el mar de las viviendas, aportar arena, construir espigones, plantar escollera y recuperar las playas. En Babilonia, no. Ni en los años en los que se gasta más en actuaciones de emergencia ni en los que se destina menos dinero hay partidas para recuperar esta playa de Guardamar del Segura. Los únicos proyectos que reciben presupuesto son para demolición de viviendas cuyo estado ya no admite otra acción. En el Plan Litoral 2017, para el que se han aprobado ya expedientes con un presupuesto total de 27,6 millones de euros, la playa de la Babilonia figura solo para el derribo de una de las casas.
El alto precio de una enfermedad crónica
Si el caso de la playa de la Babilonia llama la atención es porque es una excepción en un país acostumbrado al parche en su litoral. El dinero destinado a los arreglos de la costa es una medicina temporal para una enfermedad crónica de la que no se sabe salir porque el cuerpo del enfermo sostiene dos de los pilares sobre los que se ha asentado la economía española: la construcción y el turismo.
El litoral español es una manta de retales. El movimiento natural de la arena, de los sedimentos, se ve cortado a cada paso por puertos, espigones, escolleras que interrumpen la deriva del litoral (el movimiento oblicuo de las olas hacia la playa); por el muro de ladrillo de primera línea, que corta el paso del viento, y por paseos marítimos y asfalto que han sellado dunas y convertido en rígido el suelo arenoso. El efecto es que la arena no se mueve como lo haría sin esos obstáculos establecidos por el ser humano. Se acumula en un lado y deja de llegar a otro. “Con un espigón puedes hacer una playa”, comenta Daniel Ibarra, doctor en Geografía por la Universidad de Murcia y experto en dinámica del litoral, “pero lo haces a costa de que los sedimentos no pasen y no rellenen otras playas”. Cuando tiene lugar un temporal, el efecto en la costa es exponencial. Camiones y camiones de arena se apresuran antes de la llegada de la temporada alta para devolver a la playa el aspecto que conocen los turistas. “Consigue que tengas arena y de forma inmediata no puedes hacer otra cosa pero lo que hay que hacer es tomar medidas para evitar tener que llegar a eso. Hacer planes generales en cada cuenca y definir las actividades de esa zona. Es la única forma de cuidar el litoral”, añade Ibarra.
La comparación con Adra o Peñíscola
Ejemplos de la diálisis constante de arena, piedra y hormigón que se inyecta a la costa hay muchos en los expedientes del Ministerio. Una guerra constante y costosa.
En las playas de La Caracola, Lance de La Virgen y Guainos Bajos del término municipal de Adra (Almería), en la de Guardias Viejas, en Balerma y Balanegra sí reciben camiones de arena de forma periódica a pesar de que en la Dirección General de Costas saben que durará poco. Pero si no actuasen, explican los citados expedientes, “la erosión habría conducido a la desaparición de las playas y las edificaciones e instalaciones se habrían visto seriamente afectadas”. La causa está de nuevo en un obstáculo en el recorrido natural de los sedimentos: el Puerto de Adra. “Cada cierto tiempo, uno o dos años, se suelen hacer trasvases de arena de la acumulada a poniente del dique de abrigo del puerto de Adra”. Estas actuaciones "solo mantienen la playa en un estado aceptable durante varios temporales”, explica un expediente de 2015, “volviendo al estado previo a las actuaciones en pocos meses”.
No por eso se abandonan las playas pero no siempre ha sido así. Hace algo más de una década, los vecinos de las playas de Guainos Bajos, La Caracola y Lance de la Virgen eran quienes criticaban a Costas por dejar que el mar amenazase las viviendas. La solución ha sido más obra, más cambios artificiales en la costa. Más dinero. En 2015 se construyeron tres espigones en la playa de Guainos Bajos, dos en la del Lance de La Virgen y cuatro en la de La Caracola para intentar retener la arena. En la web del Ministerio figura actualmente en ejecución un nuevo expediente de 800.000 euros para echar arena en las playas de Guainos Bajos, Lance de la Virgen, La Caracola, Guardias Viejas, Balerma y Balanegra y reponer espigones para frenar el avance del mar. Al menos, un tiempo.
Lo mismo podría decirse de la playa norte de Peñíscola (Castellón), una playa artificial creada desde 2003 tras aportar 1,5 millones de metros cúbicos de arena y que tuvo un coste de 25 millones de euros, en los que se incluye la construcción de un espigón hundido para retener la playa. El mar pugna por recuperar su perfil antiguo y tras cada temporal se hace necesario reponer arena, arreglar pasarelas y canalizaciones.
Mientras se produce todo este movimiento en numerosos puntos del litoral, algunos en el propio término municipal de Guardamar del Segura, Babilonia desaparece bajo las aguas. ¿Cuál es su historia?
La playa de la Babilonia y el efecto 2018
El centenar de casas de la Playa de la Babilonia se empezó a construir en 1929, siendo los últimos bloques de los años cuarenta. Paradójicamente su emplazamiento fue el modo que ideó el ingeniero Francisco Mira i Botella para enfrentarse al viento y lograr que arraigase la Pinada de Guardamar. Este plan de reforestación tenía el objetivo de evitar que las crecientes dunas, sobrealimentadas entonces de arena por el viento, acabasen por sepultar el pueblo de Guardamar del Segura. Las casas se otorgaron en régimen de concesión.
En 1988, el Gobierno de Felipe González aprueba su famosa Ley de Costas, un texto muy avanzado para la época que pretende, entre otras cosas, diseñar un plan de futuro para recuperar para el espacio público metros de la costa que están ocupados por construcciones y preservar los que no lo están. Se define qué se considera suelo urbano y qué no (depende del grado de urbanización, alumbrado, canalización de agua potable, entre otras cosas). Y se determina que en los suelos urbanos serán considerados de dominio público marítimo terrestre los 20 primeros metros del litoral desde el límite del mar. Cuando el suelo no sea urbano, pasarán al dominio público los 100 primeros metros. Las viviendas que estaban en régimen de concesión y estuviesen sobre suelo que pasase a propiedad del Estado, como es el caso de las de la playa de la Babilonia, verían limitada su concesión a un plazo de 30 años a contar desde 1988. Ese plazo vence a finales de 2018.
Costas ha destinado partidas a ir recuperando suelo para el dominio público marítimo terrestre, tal y como figura en los expedientes del ministerio.
¿Cómo pretende hacerlo de forma anticipada en el caso de las casas de la playa de la Babilonia? El artículo 78 de la Ley de Costas recoge la posibilidad de revocar la concesión de forma anticipada en caso de que las condiciones hayan cambiado, por ejemplo, si el mar alcanza las viviendas afectando su estabilidad. A este artículo se estarían acogiendo desde el Servicio Provincial de Costas en Alicante para abrir de forma anticipada los expedientes de revocación de las concesiones en la playa de la Babilonia. Una decisión que se quiere apoyar en los expedientes de ruina solicitados al Ayuntamiento. A falta de un año para que finalicen las concesiones eso podría no parecer tan relevante pero en el año 2013 cambió todo.
La prórroga de Cañete
En 2013, con Miguel Arias Cañete al frente del Ministerio de Medio Ambiente, se modificó la Ley de Costas para, entre otras cosas, permitir a los concesionarios de viviendas situadas en el dominio público marítimo terrestre solicitar, seis meses antes de finalizar el plazo (es decir, a mediados de 2018), una ampliación de su concesión por 60 años ampliables hasta 75 años. Si polémica había sido la Ley de 1988 para propietarios y concesionarios, no lo fueron menos los cambios de 2013. Fueron muchas las voces que se alzaron contra aquella decisión que daba al traste con buena parte de la intención de empezar a deshacer la pared de ladrillo de la primera línea de playa. Además iba a servir para prolongar la vida de las industrias, muchas de ellas altamente contaminantes, establecidas al borde del litoral.
Igual que los espigones dañan una playa y favorecen otra, mientras las críticas arreciaban, en Babilonia y otros muchos puntos de la costa aquel cambio normativo se vivió como una fiesta. Al fin podían registrar las concesiones a su nombre en el registro de la propiedad, lo que no permitía la Ley de 1988, podían transmitirlas (y no sólo por herencia y mediante testamento, como establecía la norma anterior) y podían realizar arreglos en las casas con la correspondiente autorización sin la amenaza constante de las multas (entre 1988 y 2013 estuvo prohibido realizar dichos arreglos). Pero su situación jurídica, mejorada con la nueva normativa, no era la única amenaza a las viviendas. La otra era el mar. La playa estaba desapareciendo y la situación se veía agravada desde 1994, año en que se construyó un espigón en la desembocadura del río Segura que cortó el paso a los sedimentos.
La asociación de vecinos reconoce que el espigón no es la única causa, que los embalses río arriba, las canalizaciones para la agricultura han ido reduciendo el aporte de sedimentos a la desembocadura del Segura pero sí sostienen que el espigón fue el catalizador definitivo y que se hizo sin informe de impacto alguno. En el Ayuntamiento de Guardamar también atribuyen a un abanico de factores la pérdida de la arena de la playa de la Babilonia y reconocen que, tras el establecimiento del espigón, la erosión se agudizó. Y sobre todo reconocen que la inacción desde Costas ha sido definitiva. El Ayuntamiento de Guardamar pasó a manos socialistas en 2015 y para su sorpresa, comentan fuentes del Consistorio, descubrieron que ni siquiera había un expediente sobre la playa de la Babilonia. En dos años ese expediente se ha convertido “en enorme”.
“Nuestro criterio es que el concesionario es quien tiene que negociar con Costas. No nos metemos, pero tampoco tenemos claro lo que Costas quiere. Si quiere revocar las concesiones que actúe ya. Si decide mantenerlas, que reponga arena en la playa. Lo que no podemos es mantener la situación que hay ahora mismo”, comenta Ana Martínez, concejal de Playas de Guardamar. La causa está en la seguridad de la playa, que sí es competencia del Ayuntamiento.
Los vecinos de la Babilonia, ante la falta de actuación de Costas, empezaron a tomarse la acción de protección de sus viviendas por su mano. Los concesionarios de las casas situadas más al norte, las más afectadas por la pérdida de playa, empezaron a verter piedra y a poner sacas llenas de hormigón frente a sus viviendas en una suerte de escollera de andar por casa hasta el punto de que, en 2015, el Ayuntamiento tuvo que cerrar al público parte de la playa por considerar que las piedras y las sacas semienterradas no eran compatibles con la seguridad de los bañistas. “La competencia de la seguridad de la zona de baño es nuestra pero ahora mismo no hay zona de baño ya. Hemos pedido un estudio de la dinámica del litoral, regeneración de playa, por lo menos para prever que se cree playa. Nosotros, mientras pudimos, metimos el tractor para limpiar, pero ha llegado un momento que el tractor no puede ni girar porque hay zonas en las que el agua descansa sobre la misma vivienda”, comenta Martínez, que constata el cambio sufrido con el paso de los años. “Era una zona idílica pero ahora mismo no lo es. La inseguridad hizo que incluso decretásemos el desalojo con el segundo temporal (el de enero de este año)”.
“Tenemos escritos sellados desde hace 25 años en los que avisamos de lo que estaba ocurriendo, que la playa estaba desapareciendo, que no se hacía nada, que había que dragar el río y traer arena que se estaba quedando allí”, comenta Manuel López, secretario de la Asociación de Vecinos de la Playa de la Babilonia.
Su enfrentamiento con Costas dura ya muchos años, e incluye importantes victorias como el reciente auto judicial que obligaba a Costas a reparar los daños de los temporales, por ejemplo, en la acera que separa las casas de la playa. López señala como principal responsable de la situación actual al servicio provincial de Costas de Alicante que, en su opinión, estaría actuando al margen del Ministerio. De hecho, en vista de que desde Alicante se aceleraban los trámites para revocar las concesiones a finales del año pasado, “a base de mucha insistencia, llamadas, documentación, conseguimos que la ministra (Isabel García Tejerina) se sentase con nosotros hace unas semanas. Asistió la directora general de Costas, Raquel Orts, la secretaria de Estado de Turismo, Matilde Asían, y nos acompañó a la reunión el ex ministro José Manuel García Margallo, diputado del PP por Alicante. La ministra”, asegura el secretario de la asociación vecinal, “se sorprendió porque no conocía el tema de Guardamar y parece que dio orden de que se estudiase". Esta semana estaba prevista una segunda reunión con Raquel Orts para tratar la posible regeneración de la playa.
López asegura que la intención de los vecinos es conservar las concesiones, no venderlas ni pactar una indemnización con el Estado, aunque reconoce que es evidente que dicha indemnización en caso de rescate de la concesión será completamente distinta si la caducidad es a finales de 2018 de la que podrían obtener si se prolonga otros 60 o 75 años más.
Entre tanto, en el Ayuntamiento, no saben nada de que se pretenda dar marcha atrás a las últimas decisiones. En su comunicación, que es con el Servicio de Costas de Alicante, lo que reciben es que se sigue adelante con los expedientes de revocación de las concesiones y por tanto con las inspecciones para decretar la ruina de las viviendas.
DATADISTA contactó con el Servicio de Costas de Alicante, donde se remitió al Ministerio de Medio Ambiente. En dicho Ministerio se ha consultado la situación en la playa de la Babilonia y aún no se ha recibido la respuesta.
Las casas de Les Deveses
A unos kilómetros de allí, en la misma provincia de Alicante, en la Playa de Les Deveses, de Denia, donde las casas se vieron también seriamente dañadas por los temporales y porches y accesos se vinieron abajo, la situación es totalmente diferente. En los proyectos presupuestados en el plan Litoral 2017 se incluye el aporte de arena a la playa, lo que permitirá volver a alejar el mar de los muros de las casas. Además, los afectados pueden acogerse a las ayudas que publicó el BOE el pasado 28 de enero para arreglar las viviendas dañadas por los temporales. José Antonio Martínez Sánchez, técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Denia, confirma que desde el propio Consistorio se están encargando de asesorar a los afectados para la solicitud de las ayudas.
Las casas de Les Deveses son viviendas en propiedad. El suelo sobre el que se asientan era suelo urbano cuando se aprobó la Ley de 1988 y han quedado fuera de la servidumbre de paso que fija la norma, que en su caso es solo de 20 metros.
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